La falta de recursos educativos en la comunidad latina musulmana

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Escrito por Wendy Díaz

Mi nombre es Umm Uthman Wendy Díaz. Nací en Puerto Rico y vivo actualmente en los Estados Unidos. Me convertí al Islam a finales del año 2000 y poco antes del mes de Ramadán, alhamdulillah. Cuando entre al Islam sabía lo más básico y aceptaba que Allah es Uno y que Muhammad fue su Profeta, e igualmente creía que Jesús no fue más que un Mensajero de Allah. Antes de ser musulmana, era cristiana; mis padres me criaron como católica, y yo al buscar mi propio camino había dejado el catolicismo y entrado al cristianismo, aunque nunca me sentí satisfecha con ninguno de los dos.  

Descubrí el Islam tras conocer a una amiga egipcia y compartir con su familia musulmana en varias ocasiones. Despertó en mí una curiosidad por la religión cuando los vi rezar y pregunte sobre sus creencias. Anteriormente leí sobre el Islam en la autobiografía del famoso Malcolm X, pero muy poco. La familia egipcia fueron los que abrieron las puertas para aprender más, y de ellos obtuve un Corán y varios libros que facilitaron mi conversión.  

Sin embargo, no aprendí realmente lo que era el Islam hasta después de muchos años de analizar y separar lo que era la cultura y la fe. Allah puso en mi camino a personas de diferentes países y culturas para enseñarme ciertos aspectos del Islam. Un hermano Pakistaní me instruyó en decir el shahada, en cómo hacer la ablución, y me regaló mi primer hiyab y una alfombra para rezar. Su prima me ayudó mientras ayunaba por primera vez, dándome consejos y ánimo. Cuando se aproximaba mi primer Ramadán, conocí a un hermano converso Americano, quien me obsequió un libro explicando todo sobre el ayuno. Sin ese libro, hubiese estado perdida. Otra hermana Pakistaní y mi amiga egipcia me ayudaron con mis oraciones. Y la familia de mi amiga me enseñó algunas súplicas, recordatorios, y el comportamiento apropiado de una musulmana. Alhamdulillah, han sido muchos los que me ayudaron y le pido a Allah que les recompense apropiadamente por sus esfuerzos.  

Algo que no encontré y no he encontrado como musulmana “nueva” ha sido la educación apropiada en los centros islámicos para las personas que apenas entran al Islam. Nadie inculcó en mí el deseo para aprender las cosas que, en mi opinión ahora, son las más importantes para un musulmán aparte de los actos de adoración: el idioma árabe, el credo correcto, el taywid, y la memorización del Corán. Yo sola tuve que filtrar lo que eran costumbres culturales de la fe islámica autentica, y yo sola tuve que reconocer la importancia de la Sunnah. Aunque muchas personas me ayudaron, algunos también me desviaron sin darse cuenta al no practicar ciertos aspectos de la Sunnah, o al ignorar leyes explicitas en el Corán. Entonces es por la misericordia de Allah que pude encontrar el camino correcto y sigo luchando para mantenerme ahí.  

Aún no he aprendido todo sobre el idioma del Libro de Allah. Cosa que lamento mucho cada día. Por lo menos puedo decir que se leer el Corán en árabe, aunque no entiendo mucho de lo que leo. Tampoco conozco todas les reglas del taywid, pero estoy tratando de aprender. Siento que no hay justificación por no haber aprendido, ya que he sido musulmana por casi 15 años. Pero también culpo a las mezquitas y los centros islámicos por no tener clases accesibles para personas como yo, o por cobrar tanto dinero por enseñar las palabras de Allah. ¡Que injusticia es que hoy en día se tenga que pagar para aprender la religión islámica! Durante los tiempos de los califas virtuosos, era la responsabilidad de los sabios enseñarle a la gente, pero ahora la gente común no tienen quien les enseñe. Esto abre las puertas de la ignorancia y provoca la maldad.   

Con el objetivo de ayudar a la gente de habla hispana a tener acceso a algunos artículos y material en español, mi esposo, un converso latino también, y yo formamos Hablamos Islam. Aunque nuestros proyectos se enfocaban más en lo básico, por lo menos sentíamos que estábamos haciendo algo para ayudar el dawah a los latinos en los estados unidos y en otros países. Cuando tuvimos nuestro primer hijo y queríamos enseñarle acerca del Islam, no podíamos encontrar ni un libro en español para él. Después de un tiempo, mi esposo y yo comenzamos a producir nuestros propios libros sobre el Islam para niños. Al principio lo hicimos para nosotros mismos, pero cuando nuestros amigos musulmanes de habla hispana los vieron, también querían sus propias copias. Así nació nuestro proyecto, Hablamos Islam Niños.   

A través de los años hemos visto al Islam crecer entre los latinos. Hasta en nuestra propia familia, alhamdulillah, hay ahora  más de una docena de musulmanes. Desafortunadamente, las oportunidades para obtener conocimiento autentico no han crecido al mismo nivel. De nuestros hijos, ahora tres, alhamdulillah, dos han entrado al colegio. Por supuesto, mi esposo y yo optamos por matricularlos en una escuela privada islámica aquí, pero el costo es asombroso. Deseamos, insha’Allah, que nuestros hijos sean los próximos líderes para nuestra comunidad, pero tememos por la falta de recursos y por los gastos que se puedan incurrir. Le pedimos a Allah ayuda, y todo es posible por medio de Él. 

Por medio de trabajos como este (libro), deseamos aumentar la conciencia sobre las necesidades de los musulmanes hispano hablantes en todo el mundo. Estamos escasos de líderes, eruditos, y estudiantes de conocimiento que hablen nuestro idioma. Tenemos la necesidad de establecer centros de aprendizaje en nuestras comunidades. Para poder lograr estas metas, buscamos la ayuda primero de Allah, y de aquellos que han estado en esta religión anteriormente y que tienen los recursos para ayudar. Que Allah nos reúna a todos por Su Causa y que nos aumente todos en el conocimiento que beneficie. Amen.